Una de las variables más significativas para la adaptación social y el éxito en la vida es tener una autoestima positiva, es decir, saberse y sentirse competente en diferentes aspectos.
La forma en que los niños se etiquetan a sí mismos depende de cómo los adultos que están a su lado los perciben y expresan esa percepción. El desarrollo de la autoestima esta estrechamente relacionado con la consideración, valorización y crítica recibida por los niños de parte de los adultos.( confiar en uno mismo: programa de autoestima, Isabel M. Haeussler P.- Neva Milicic M.. pag.11)
El desarrollo de la autoestima en el niño requiere de un ambiente familiar en que este pueda experimentar seguridad emocional, respeto y calidez. Se ha visto que aquellos padres que son demasiado estrictos, insuficientemente protectores y excesivamente críticos, pueden afectar negativamente el desarrollo de la autoestima en los niños.
Durante los primeros cinco o seis años de vida, la autoestima del niño se forma casi exclusivamente en el núcleo familiar. Con el ingreso del niño al colegio pasan a adquirir gran importancia el contacto del niño con sus compañeros, la relación con el profesor y las experiencias que vive en relación a su proceso de aprendizaje.
Un aspecto importante a considerar es que las personas significativas en la vida del niño no sólo afectan su autoestima a través de las cosas que le dicen o de la forma en que se comportan con él, sino que a demás juegan un rol como modelos de socialización. En esta medida, el que los padres o educadores tengan una alta autoestima ejercerá una influencia positiva en la propia autoestima del niño. (Manual para desarrollar la autoestima en los profesores y alumnos, Violeta Arancibia C.- María Rosa Lissi, pag. 11)
*Imagen personal y autoestima
Uno de los rasgos distintivos de la naturaleza humana es la posibilidad de ser consciente de sí mismo. A través de la adquisición de la conciencia de sí, las personas construyen su identidad personal, identidad que por una parte permite diferenciarse de los otros y por la otra parte permite establecer las relaciones interpersonales.
El concepto de sí mismo está en la base de la autoestima. Ésta sería la suma de juicios que una persona tiene de sí misma; es decir, lo que la persona se dice a sí misma sobre sí misma. Es la dimensión afectiva de la imagen personal que se relaciona con datos objetivos, con experiencias vitales y con expectativas. La autoestima, entonces, sería el grado de satisfacción consigo mismo, valoración de uno mismo.
Ninguna definición personal es neutra sino que implica un juicio de valor positivo o negativo. Sin duda, el punto de partida de la valoración personal se encuentra en el juicio de los otros, especialmente de los otros significativos. Mientras mas importante sea una persona para el niño, mayor valor tendrá su opinión y, por lo tanto, afectará de manera mas decisiva la percepción que el niño se vaya formando de sí mismo. Así por ejemplo, si el padre opina que su hijo es un niño creativo, esta opinión será altamente influyente para que el niño se perciba a sí mismo como creativo.
El concepto de sí mismo se va formando gradualmente a través del tiempo y de las experiencias vividas por el sujeto. Hay algunas que por su intensidad o significación tienen mas valor de programación que otras: son las experiencias positivas o negativas que los adultos, recuerdan de su infancia; ellas explican en forma importante lo que las personas se dicen de sí mismas.
Así como hay experiencias enriquecedoras para la percepción que el sujeto se va formando de sí mismo, hay situaciones que constituyen un freno para este proceso. Por ejemplo, un niño que es ridiculizado por un error puede autoconvencerse de que no tiene habilidades para desenvolverse en una situación y así evitar, en lo posible esa situación; o enfrentarla con tal nivel de ansiedad, que el éxito sea prácticamente nulo debido a factores emocionales.
Sin embargo el valor de programación no sólo reside en estas experiencias de alta carga emocional, sino que también esta en las relaciones cotidianas, que pueden proveer al niño de un ambiente de aceptación en el que se sienta valorado y donde pueda sentirse seguro y confiado en sus propias capacidades. Esto, en posición a un ambiente en el que se sienta continuamente en tela de juicio y donde a cada momento deba demostrar quien es, dónde esta, y se sienta frecuentemente amenazado por potenciales experiencias de fracaso o de rechazo. ( confiar en uno mismo: programa de autoestima, Isabel M. Haeussler P.- Neva Milicic M.. pag.17)
*Desarrollo del autoconcepto
Desde muy pequeño y partir de sus primeras experiencia, el niño se forma una idea de lo que lo rodea y también construye una imagen personal. Esta imagen mental es una representación que, en gran medida, corresponde a lo que las otras personas piensan de él o de ella.
La valoración que de la imagen que el niño va haciéndose de sí mismo depende, de alguna manera de la forma en que él va percibiendo que cumple con las expectativas de sus padres., en relación a las metas y las conductas que se esperan de él.
Al ir formándose el autoconcepto surge la necesidad de ser estimado por los demás y de estimarse a sí mismo. Según Gurney (1988) , el autoconcepto es aprendido y se construye a partir de las percepciones que se derivan de la experiencia y que van haciéndose progresivamente más complejas. Este autor describe tres etapas :
a.- Existencial o del sí mismo primitivo. (desde el nacimiento hasta las dos años).
b.- El sí mismo externo.( desde los dos hasta los doce años)
c.- El sí mismo interior.(desde los doce años en adelante).
De estas tres etapas antes mencionadas nos detendremos en la segunda de ellas que consideramos importante desarrollar.
Ø Etapa del sí mismo exterior
El niño a esta edad ya puede dar información acerca de sí mismo. Paulatinamente va agregando elementos y precisión a su visión de sí mismo. Comienza a evaluarse en sentido positivo y negativo.
Esta etapa es crucial desde el punto de vista de la imagen personal, por que es la más abierta a la entrada de información.
Aquí, las experiencias de éxito o fracaso, así como la forma en que se desarrolla su interacción con los adultos, son decisivas.
Por eso es tan importante que los padres y las educadoras sean lo más positivos posible al dar al niño retroalimentación acerca de sí mismos.
Al principio de esta etapa, el niño se define a sí mismo y se diferencia de los otros por sus rasgos físicos. A esta edad se hacen evidentes los sentimientos de estar avergonzados u orgullosos de sí mismo. El sentimiento de sí mismo que se adquiere en esta etapa resulta difícil de modificar posteriormente
Al final de esta etapa hay un aumento de la autoconciencia: los niños presentan un mayor reconocimiento de sí mismos y una mayor conciencia de cómo son percibidos por los otros.
En la medida en que una gran mayoría de los adultos han sido socializados en ambientes más bien críticos, tienen interiorizada la idea de que educar es corregir. En diferentes estudios, utilizando observaciones etnográficas ( López, Assael y neumann, 1984; Alcalay, Milicic y Torretti, 1993 ), se ha podido constatar que los adultos tienden más a señalar los comportamientos negativos de los niños que a destacar os rasgos positivos de su comportamiento. Las consecuencias de este estilo educativo para la autoestima son fáciles de inferir. Un número importante de niños presenta dificultades de autovaloración en diferentes dimensiones de la autoestima.
( confiar en uno mismo: programa de autoestima, Isabel M. Haeussler P.- Neva Milicic M.. pag.26)
*Formas de expresión de la autoestima positiva en los niños
Las expresiones de un niño con autoestima positiva son variadas y dependen tanto de factores de personalidad como de factores ambientales. Sin embargo hay rasgos comunes que podrían sintetizarse de la siguiente manera:
a. En relación a sí mismo
- Tienen una actitud de confianza en sí mismos, actúan con seguridad y se siente capaz y responsable por lo que siente, piensa y hace.
- Es una persona integrada, que está en contacto con lo que siente y piensa.
- Tiene capacidad de autocontrol y es capaz de autorregularse en la expresión de sus impulsos.
b. En relación a los demás
- Es abierto y flexible, lo que le permite crecer emocionalmente en la relación con otros.
- Tiene una actitud de valoración de los demás y los acepta como son.
- Es capaz de ser autónomo en sus decisiones y le es posible disentir sin agredir.
- Toma la iniciativa en el contacto social y, a su vez, es buscado por sus compañeros, por que resulta atrayente.
c. Frente a las tareas y obligaciones
- Asume una actitud de compromiso, se interesa por la tarea y es capaz de orientarse por las metas que se propone.
- Es optimista en relación a sus posibilidades para realizar sus trabajo.
- Se esfuerza y es constante a pesar de las dificultades. No se angustia en exceso frente a los problemas, pero se preocupa de encontrar soluciones.
- Cuando se equivoca es capaz de reconocerlo y de enmendar sus errores; no se limita a autoculparse ni a culpar a los otros.
- Su actitud es creativa. Es capaz de asumir los riesgos que implica una tarea nueva.
- Es capaz de trabajar en grupos con sus compañeros.
- Su comunicación con los otros es clara y directa . Los elementos verbales coinciden con los no verbales, por lo que su comunicación es congruente.
- Tiene una actitud empática; es capaz de conectarse con las necesidades de los otros.
( confiar en uno mismo: programa de autoestima, Isabel M. Haeussler P.- Neva Milicic M.. pag.34)